Todos tenemos derechos al agua para beber, al agua para dar de beber a nuestros animales, para dar de beber a los campos agrícolas y a los campos llenos de arboles frutales. Pero lo que no tenemos derecho es dar de beber a los campos de golf cuando yo no puedo beber, ni a las casas de los turistas (y no tan turistas) que viven en grandes complejos residenciales mientras mis animales no pueden beber, ni a los jardines y parques de otras ciudades cuando mis campos no pueden beber.
Lo que si puede pedirme es ayuda para construir presas y embalses para almacenar agua, para construir potabilizadoras, para canalizar sus ríos, para mejorar la calidad de sus aguas, pero no me pida que destruya mi ecosistema, el ecosistema en el que vivo y que tengo que dejar en las mejores condiciones a mis hijos, para que usted, que no ha sido previsor, pueda regar su campo de golf. 
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