El objetivo de los más de 2.000 delegados de 121 países que ayer comenzaron en Madrid la VIII Convención de la ONU contra la desertificación del planeta es que, tras más de 10 años de reuniones, los Gobiernos se comprometan, por fin, a hacer algo que frene un problema que pone en peligro los medios de subsistencia de 1.200 millones de personas. La tala indiscriminada, el derroche de agua y la erosión del suelo han conseguido causar este efecto en una tercera parte de la superficie terrestre. Los más perjudicados son el continente africano y los países del Mediterráneo, con España a la cabeza.
Esta noticia (un poco recortada por mi) aparece en el país. La verdad es que es triste que haya que hacer algo así para que los políticos se pongan de acuerdo para sacar un poco de dinero para que el planeta no se convierta a un desierto descomunal. Yo creo que en España harán algo (tarde y mal como siempre) cuando las playas de valencia las tengan en la capital del reyno, por el simple hecho de que el desierto (o la playa) ya se habrá comido todo lo que hubiese en medio. 
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